Aporta energía, reduce el estrés y protege al organismo del envejecimiento. Descubre todos los beneficios que la infusión oriental le aporta a tu salud.
Hace un tiempo el té de matcha se puso de moda: en las dietéticas, en los cafés de especialidad, en las revistas de lifestyle y hasta en las rutinas de cuidado de las celebrities. ¿A qué se debe?

El té de matcha es ancestral, comenzó a beberse en Japón y fue llevado a China durante la dinastía Song. En ese entonces, el budismo Zen lo incorporó como facilitador de meditaciones y prácticas religiosas: el té ayuda a mantener la mente activa y, al mismo tiempo, favorece la relajación corporal.
La particularidad del matcha es que las hojas del té están molidas y, por ende, no se consume en hebras, sino en polvo. Por eso, para consumirlo es necesario batirlo con agua.

El té de matcha tiene múltiples beneficios para el organismo:
- Fortalece el sistema inmunológico: está compuesto por EGCG (galato de epigalocatequina), sustancias antioxidantes que, según la Oregon State University, favorecen la formación de células T.
- Previene la retención de líquidos, ya que estimula la función renal.
- Acelera el metabolismo, por eso es considerado un quemador de grasa natural.
- Ayuda a reducir el colesterol, elimina las placas de ateroma y limpia las arterias.
- Mejora el aspecto de la piel: sus propiedades antisépticas y antiinflamatorias son ideales para reducir ojeras y aumentar la luminosidad de la piel.