Hay decisiones y comportamientos que no ameritan unas disculpas. Revísalos y checa tu caso personal.
Cada vez que cambias de opinión, marcas sanos límites o explicas lo que sientes, estás validando quién eres.
Esas situaciones, a veces, te llevan a pedir disculpas. Sin embargo, no deberías pedir perdón por expresarte y exponer tu punto de vista (siempre y cuando al hacerlo no dañes a otros).

Siete situaciones por las que no deberías disculparte:
- Contar cómo te sientes.
- Establecer límites.
- No estar alegre todo el tiempo.
- Necesitar momentos a solas.
- Priorizarte.
- Expresar tu cosmovisión o compartir tu pensamiento.
- Seguir tus sueños.